sábado, 31 de octubre de 2009
- INGENIEROS -
José Ingenieros
José Ingenieros nace un 24 de abril de 1877, en Palermo (Italia) y fallece en Buenos Aires, un 31 de octubre de 1925.
Nacido Giuseppe Ingegneri, fue médico, psiquiatra, psicólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo ítalo-argentino. Su libro "Evolución de las ideas argentinas" marcó rumbos en el entendimiento del desarrollo histórico de Argentina como nación. Se destacó por su influencia entre los estudiantes que protagonizaron la Reforma Universitaria de 1918.
Hijo de Salvor y Ana Tagliavia. Cursó sus estudios primarios en el Instituto Nacional. En 1888 ingresó al Colegio Nacional Buenos Aires, que dirigía Amancio Alcorta. En 1892, ya habiendo finalizado sus estudios secundarios, fundó el periódico La Reforma y un año después, 1893, ingresó como alumno a la Facultad de Medicina de Buenos Aires, de la que se recibió en 1897 de farmacéutico y en 1900 de médico con su tesis Simulación en la lucha por la vida.
En 1903 la Academia Nacional de Medicina lo premió por Simulación de la locura (secuela de su tesis editada en libro). Fue nombrado Jefe de la Clínica de Enfermedades Nerviosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y en 1904 ganó la suplencia de la Cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Filosofía y Letras.
Se convirtió en un destacado miembro de la Cátedra de Neurología a cargo de José María Ramos Mejía y en el Servicio de Observación de Alienados de la Policía de la Capital, del cual llegó a ser su director.
Entre 1902-1913 dirigió los archivos de Psiquiatría y Criminología y se hizo cargo del Instituto de Criminología de la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires, alternando su trabajo con conferencias en universidades europeas.
En 1908 ganó la Cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ese año fundó la Sociedad de Psicología.
En 1909 fue elegido Presidente de la Sociedad Médica Argentina y nombrado Delegado Argentino del Congreso Científico Internacional de Buenos Aires. Completó sus estudios científicos en las universidades de París, Ginebra, Lausana y Heidelberg.
Sus ensayos sociológicos, El Hombre Mediocre y ensayos críticos y políticos, como Al margen de la ciencia, Hacia una moral sin dogmas, Las Fuerzas Morales, Evolución de las ideas argentinas y Los tiempos nuevos tuvieron un gran impacto en la enseñanza a nivel universitario en Argentina y obtuvieron una gran adhesión moral entre la juventud latinoamericana.
Además de dirigir su periódico bimestral, "Seminario de Filosofía", mezcló su pasión por la ciencia con una ética social acentuada. En sus múltiples actividades demostró una capacidad y penetración notorias, siendo considerado un intelectual de peso en su tiempo.
Durante la Reforma Universitaria iniciada en 1918 fue elegido Vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras, con amplio apoyo del movimiento estudiantil.
En 1914 José Ingenieros se casa con Eva Rutenberg en Lausana, Suiza; aunque el noviazgo se había iniciado en Buenos Aires.
Del matrimonio nacieron cuatro hijos, Delia, Amalia, Julio y Cecilia. Su mujer Eva Rutenberg lo sobrevivió por 30 años, en tanto que su hija menor Cecilia falleció en 1995 y la mayor Delia en 1996.
En 1919 renunció a todos los cargos docentes y comenzó hacia 1920 su etapa de lucha política, participando de manera activa en favor del grupo progresista "Claridad", de tendencia comunista.
En 1922 propuso la formación de la "Unión Latinoamericana", un organismo de lucha contra el imperialismo que difundió continentalmente las ideas antiimperialistas.
En 1925, a pocos meses de su muerte, creó el mensuario "Renovación" en contra del imperialismo, firmando con los pseudónimos de Julio Barreda Lynch y de Raúl H. Cisneros.
Al paso del tiempo discrepó con las posturas del socialismo de Estado y empezó a colaborar con periódicos anarquistas, llegando a ser abiertamente un simpatizante del anarquismo, varias de sus obras literarias reflejan este acercamiento. Esto se debió en parte a la influencia de criminólogo italiano Pietro Gori.
Murió relativamente joven, el 31 de octubre de 1925, a los 48 años.
viernes, 30 de octubre de 2009
- OSKI -
Oscar Conti
30 años sin Oski
Oscar Oski Conti (Buenos Aires, 1914 - 30 de octubre de 1979) fue un dibujante y humorista argentino. Reconocido por muchos de sus colegas como "El Maestro", fue uno de los más grandes ilustradores humorísticos que dio ese país en el siglo XX.
Nació en Buenos Aires en 1914. Al comenzar a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en la que luego se diplomó, realizaba dibujos publicitarios para pagarse los estudios. Estudió luego escenografía en la Academia Superior de Buenos Aires.
Al comenzar a publicar sus dibujos (en Cascabel, hacia 1943) adoptó el seudónimo Oski, avergonzado de trabajar en revistas, según confesara él mismo, poco antes de su muerte, en una entrevista con Juan Sasturain.
En sus primeros trabajos, al igual que en los de Landrú, se notaba cierta influencia de Saul Steinberg. Trabajaba por aquellos años en Vea y lea, Cabalgata, El hogar, Clarín y otras publicaciones. Pero donde sin duda alcanzó su mayor desarrollo y fama fue en Rico Tipo, en la que publicó su único personaje de tira cómica (Amarroto), páginas de chistes gráficos y, lo fundamental, ilustró textos de César Bruto.
Bruto escribía una especie de periódico de página y media dentro de la revista llamado Versos y notisias (sic), de aristas delirantes, que salía ilustrado por las famosas "fotoskis", dibujos que ilustran las notas a la manera en que los periódicos hacen con las fotos. Son páginas maravillosas que quedarán entre lo más granado del humor argentino de esa época.
Editó y dibujó su propia revista: Los cuadernos de Oski. Viajero infatigable, realizó cuatro viajes a Europa, cumpliendo en ellos estancias de trabajo, principalmente en Francia e Italia. En ambos países realizó ilustraciones para libros y diseños publicitarios.
Creó los diseños escenográficos para el montaje de La Putain Respectuese, de Jean Paul Sartre, en Santiago de Chile y el de Androcles and the Lion, de George Bernard Shaw, en Buenos Aires, en 1947 y 1953, respectivamente.
Ya en la década del '70, trabajó en la breve pero exitosa Satiricón, en la que de nuevo se vinculó a César Bruto para sus Brutos consejos para gobernantes. Con César Bruto también realizaron, a pedido de un laboratorio, unos Cuadernos de Medicina. De estos cuadernos surgió la idea de hacer El medicinal Brutoski ilustrado, recetas muy antiguas ilustradas a la manera que sólo él sabía.
Oski sentía pasión por los libros antiguos y la conjunción de éstos con sus ilustraciones generaba resultados humorísticamente sorprendentes. En esa línea están: Vera Historia de Indias (1958), Primera Fundación de Buenos Aires, llevada al cine en 1959, Vera historia del deporte (1973) y las publicadas después de su muerte: El descubrimiento de América (1992) y Comentarios a las tablas médicas de Salerno (1999)
Colaboró con muchas publicaciones de izquierda, entre ellas L’Unitá, Paese Sera y Vie nuove. Decidió vivir un tiempo en Cuba tras el triunfo de la revolución, e hizo otro tanto en Chile cuando asumió el gobierno de Unidad Popular, radicándose allí para trabajar en televisión y en la revista Cabro Chico.
Cuando volvió de Chile a Buenos Aires, en 1972, fue precisamente cuando colaboró en Satiricón, pero no soplaban buenos vientos para su mentalidad antirepresiva y en 1975 hizo su quinto viaje a Europa, esta vez a Barcelona, donde trabajó para la Editorial Lumen. De allí partió en 1976 a Roma y en 1979, enfermo, regresó a Buenos Aires. donde murió el 30 de octubre en una cama de hospital.
jueves, 29 de octubre de 2009
- TALENTO -
Citas célebres sobre el Talento
Es más fácil juzgar el talento
de un hombre por sus preguntas
que por sus respuestas.
Duque de Levis
No hay monstruo más temible
que un hombre que reúne
un malvado corazón
a un sublime talento.
Barón de Holbach
El talento es algo
bastante corriente.
No escasea la inteligencia,
sino la constancia.
Doris Lessing
El secreto de poner en ridículo
a las personas es conceder talento
a aquellos que no lo tienen.
Cristina de Suecia
Bienaventurado el que
tiene talento y dinero,
porque empleará bien
este último.
Menandro
Existe algo mucho más escaso,
fino y raro que el talento.
Es el talento de reconocer
a los talentosos.
Albert Hubbard
Del talento a la cordura
hay una distancia enorme.
Napoleón
Muchos creen que tener talento
es una suerte; nadie que
la suerte pueda ser
cuestión de talento.
Jacinto Benavente
El hombre de talento es
aquel que lo sabe todo
por instinto.
Píndaro
Las ideas son capitales que
sólo ganan intereses entre
las manos del talento.
Rivarol
El genio hace lo que debe
y el talento lo que puede.
George Bulwer-Lytton
El talento, en buena medida,
es una cuestión de insistencia.
Francisco Umbral
Todavía no se han levantado
las vallas que digan al talento:
"De aquí no pasas".
Ludwing Van Beethoven
El genio se compone del
dos por ciento de talento
y del 98 por ciento de
perseverante aplicación.
Ludwing Van Beethoven
El talento es como la salud,
que cuando se disfruta es
cuando menos se conoce.
Helvecio
miércoles, 28 de octubre de 2009
- ESTRELLA -
Fermín Estrella Gutiérrez
Aunque español de nacimiento, adoptó a Argentina como patria.
El 28 de octubre de 1900 nace en Almería el poeta, escritor y profesor Fermín Estrella Gutiérrez, autor de "El cántaro de plata" y "Sonetos de la soledad del hombre". Falleció en Buenos Aires el 18 de febrero de 1990.
Fue maestro, profesor e inspector de enseñanza, subsecretario del Ministerio de Educación en 1955, vocal del Consejo Nacional de Educación de Argentina y profesor de literatura española en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Su obra El cántaro de plata (1924) ganó el Premio Nacional de Literatura argentino, mientras que su libro de poemas Sonetos de la soledad del hombre (1929) se hizo con la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (órgano cuya comisión directiva presidió más adelante, entre 1959 y 1961).
Publicó además numerosos trabajos en la revista Nosotros y colaboró con asiduidad en la sección cultural del diario argentino La Nación.
Su poesía derivó del ámbito familiar e íntimo y la naturaleza a lo más puramente existencial. Esta evolución se aprecia en la trayectoria de su obra, comenzando con El cántaro de plata, y continuando con Canciones de la tarde (1925), La niña de la rosa (1931), Sonetos del cielo y de la tierra (1941), El libro de las horas (1972), Sonetos de la vida interior (1979), y Versos para mi gente (1986), entre otros poemarios.
En general, su estilo poético destaca por la delicadeza y el matiz y se acerca a la estética romántica y modernista. Su debilidad por las medidas clásicas lo hizo preferir el soneto como construcción poética ideal. Domina en su obra un hondo lirismo, y una serena melancolía envuelve al paisaje, que nunca falta en su imaginario. Su poesía, así pues, cubre un amplio registro expresivo y estilístico, desde el romanticismo recuperado por la Generación del 40 y el modernismo hasta cierto vuelco metafórico propio de las vanguardias de los años 1920.
Poemas, cuentos y ensayos de Estrella Gutiérrez han sido traducidos a varios idiomas. Azorín, Alfonso Reyes, Benjamín Jarnés, Roberto F. Giusti, Arturo Marasso, Luis Emilio Soto y M. Romera-Navarro entre otros escritores, han admirado su labor literaria.
Estrella Gutiérrez fue designado en 1955 miembro de número de la Academia Argentina de Letras, de la que llegó a ejercer la vicepresidencia, y en la que tuvo muy activa participación. También fue miembro de número de la Real Academia de Ciencias y de la de Rubén Darío.
Publicó libros de cuentos, como Desamparados (1926), y El ladrón y la selva (1930) y novelas como La revoltosa (1928) y Trópico (1937), además de numerosos ensayos sobre literatura y libros de texto, como Historia de la Literatura Española, Hispanoamericana y Argentina, que han utilizado varias generaciones de estudiantes argentinos.
Póstumamente se ha presentado Los altos años (2004), serie de 38 poemas inéditos, los últimos que había escrito.
Vivió la mayor parte de su vida y sus últimos días en la calle Beauchef de Buenos Aires, en una casona que alberga hoy un conocido restaurante porteño.
Fue gran amigo de Alfonsina Storni y escribió letras para composiciones clásicas del argentino Alberto Balzanelli.
martes, 27 de octubre de 2009
- LELOIR -
Luis Federico Leloir
París, Francia, 6 de septiembre de 1906 - † Buenos Aires, Argentina, 17 de diciembre de 1987), fue un médico y bioquímico argentino que recibió el Premio Nobel de Química un 27 de octubre de 1970.
Su investigación más relevante, y por la cual obtuvo la distinción que le otorgó fama internacional, se centra en los nucleótidos de azúcar, y el rol que cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono. Tras su hallazgo se lograron entender de forma acabada los pormenores de la enfermedad congénita galactosemia.
De nuevo en Buenos Aires, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para doctorarse en dicha profesión. Sus comienzos fueron difíciles, tanto que tuvo que rendir cuatro veces el examen de anatomía, pero en 1932 consiguió diplomarse e inició su actividad como residente en el Hospital de Clínicas y como médico interno del hospital Ramos Mejía.
Tras algunos conflictos internos y complicaciones en cuanto al trato que debía tener con sus pacientes, Leloir decidió dedicarse a la investigación de laboratorio. En 1933 conoció a Bernardo A. Houssay, quien dirigió su tesis doctoral acerca de las glándulas suprarrenales y el metabolismo de los hidratos de carbono. El encuentro fue casual, ya que Luis Leloir vivía a solo media cuadra de su prima, la famosa escritora y editora Victoria Ocampo, quien era cuñada del gastroenterólogo Carlos Bonorino Udaondo, otro eximio doctor, amigo de Houssay. Tras la recomendación de Udaondo, Leloir comenzó a trabajar junto al primer científico argentino en ganar el Premio Nobel en el Instituto de Fisiología de la UBA.
Su tesis fue completada en sólo dos años, recibiendo el premio de la facultad al mejor trabajo doctoral; junto a su maestro descubrió que su formación en ciencias tales como física, matemática, química y biología era escasa, por lo que comenzó a asistir a clases de dichas especialidades en la universidad como alumno oyente.
En 1936 viajó hacia Inglaterra para dar comienzo a sus estudios avanzados en la Universidad de Cambridge, bajo la supervisión del también Premio Nobel Sir Frederick Gowland Hopkins, quien había obtenido esa distinción en 1929 por sus estudios en fisiología y/o medicina tras descubrir que ciertas sustancias, hoy conocidas como vitaminas, eran fundamentales para mantener la buena salud. Sus estudios en el Laboratorio Bioquímico de Cambridge se centraron en la enzimología, específicamente en el efecto del cianuro y pirofosfato sobre la succínico deshidrogenasa. A partir de este momento, Leloir se especializó en el metabolismo de los carbohidratos.
Hacia 1943 tuvo que dejar el país, dado que Houssay fue expulsado de la Facultad de Medicina por firmar una carta pública en oposición al régimen nazi de Alemania y al apoyo del gobierno militar comandado por Pedro Pablo Ramírez, que también integró y apoyó Juan D. Perón. Su destino fue Estados Unidos, donde ocupó el cargo de investigador asociado en el Departamento de Farmacología de la Universidad de Washington a cargo del matrimonio entre Carl y Gerty Cori, con quienes Houssay compartió el Nobel en 1947. También compartió investigaciones con el profesor D. E. Green en el Enzzyme Research Laboratory, College de Physicians and Surgeons de Nueva York. Antes de partir hacia el exilio, se casó con Amelia Zuberbüller, con quien tuvo una hija a la que le pusieron el mismo nombre.
En 1945 regresó al país para trabajar en el Instituto dirigido por Bernardo A. Houssay, precedente del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Fundación Campomar, que Leloir dirigiría desde su creación en 1947 a manos del empresario y mecenas Jaime Campomar y durante 40 años.
Durante los últimos años de la década de 1940, Leloir realizó con éxito experimentos que revelaron cuales eran las rutas químicas en la síntesis de azúcares en levaduras con equipos de muy bajo costo, debido a que carecía de recursos económicos. Previo a sus investigaciones, se creía que para poder estudiar una célula no se la podía disgregar del organismo que la albergaba. No obstante, su trabajo demostró que esa teoría pasteuriana era falsa.
Desde 1947 formó un grupo de trabajo junto a Rawell Caputo, Enrico Cabib, Raúl Trucco, Alejandro Paladini, Carlos Cardini y José Luis Reissig, con quienes investigó y descubrió por qué el riñón impulsa la hipertensión arterial cuando está enfermo. Ese mismo año, su compañero de laboratorio Rawell Caputo le planteó un problema que tenía en sus investigaciones biológicas de la glándula mamaria, por lo que su equipo, al que se había incorporado el becario Alejandro Paladini, logró que en una cromatografía se pudiera aislar la sustancia nucleótido-azúcar llamada uridina difosfato glucosa (UDPG), y por ende entender el proceso de almacenamiento de los carbohidratos y de su transformación en energía de reserva.
A principios de 1948, el equipo de Leloir identificó los azúcares carnucleótidos, compuestos que desempeñan un papel fundamental en el metabolismo de los hidratos de carbono, lo que convirtió al Instituto en un centro mundialmente reconocido. Inmediatamente después, Leloir recibió el Premio de la Sociedad Científica Argentina, uno de los tantos que recibió tanto en el país como en el extranjero.
A pesar de que hacia fines de 1957 Leloir fue tentado por la Fundación Rockefeller y por el Massachusetts General Hospital para emigrar a los Estados Unidos, como su maestro Houssay, prefirió quedarse y continuar trabajando en el país. Dada su importancia, el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos (NIH) y la Fundación Rockefeller decidieron subsidiar la investigación comandada por Leloir.
Al año siguiente firmó un acuerdo con el Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Rolando García, por el cual se creó el «Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales» nombrando profesores titulares a Leloir, Carlos Eugenio Cardini y Enrico Cabib. Ello contribuyó a que jóvenes universitarios argentinos se sintieran atraídos por la investigación científica, lo que repercutió en el crecimiento de la institución. También llegaron a ese centro investigadores y becarios procedentes de los Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Francia, España y varios países de América Latina.
Para ese entonces Leloir estaba llevando a cabo sus trabajos de laboratorio en conjunto con la docencia como profesor externo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, tarea que sólo interrumpió para completar sus estudios en Cambridge y en el Enzime Research Laboratory de EEUU.
Su voluntad de investigación superó a las dificultades económicas enfrentadas por el Instituto. Con herramientas caseras, Leloir se dedicó a estudiar el proceso interno por el cual el hígado recibe glucosa y produce glucógeno, el material de reserva energética del organismo, y junto a Mauricio Muñoz logró oxidar ácidos grasos con extractos de células hepáticas.
En 1970 recibió el Premio Nobel de Química,convirtiéndose en el primer hispano en conseguirlo y el único en ganarlo en su propio país. Posteriormente su equipo se dedicó al estudio de las glicoproteínas –moléculas de reconocimiento en las células– y determinó la causa de la galactosemia, una grave enfermedad manifestada en la intolerancia a la leche. Las transformaciones bioquímicas de la lactosa en sus propios componentes son conocidas en el mundo científico como el camino de Leloir.
Luis Federico Leloir murió en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1987, tras un ataque al corazón poco después de llegar del laboratorio a su casa. Fue enterrado en el Cementerio de La Recoleta.
domingo, 25 de octubre de 2009
- CAFES NOTABLES -
Cafés Notables
26 de octubre
Hoy se celebra el Día de los Cafés Notables de la Ciudad
El Ministerio de Cultura y la Secretaría General del Gobierno porteño propondrán celebrar el lunes próximo el Día de los Cafés de la Ciudad de Buenos Aires mediante una idea que busca convocar reuniones de amigos en los bares tradicionales bajo el signo del Tango: el 2 x 4.
La propuesta es que ese día, en el horario de 18 a 20, en la mayoría de los Bares Notables, de cuatro clientes por mesa que consuman cuatro cafés, paguen únicamente dos.
Esta iniciativa de la Comisión de Cafés Notables y del programa Pasión por Buenos Aires apunta a prolongar los festejos por la declaración al Tango como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.
A diferencia de la versión sajona del 2 x 1, la idea del 2 x 4 remite directamente a la cadencia tanguera que marca el ritmo de la música popular porteña, multiplicando los factores.
Tango, café y amigos constituyen repertorios patrimoniales de la Ciudad, y el culto a esa bebida tradicional es una de sus “marcas”.
Hace nueve años -el 5 de octubre de 2000-, la Legislatura porteña sancionó la Ley 35 que instituye el Día de los Cafés, por considerarlos un rasgo típico de la Ciudad y para apoyar una actividad que desde hace décadas forma parte de la cultura ciudadana.
La fecha, propuesta por la Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables, no es casual ya que el 26 de octubre de 1894 (hace 115 años) fue inaugurada la entrada por Avenida de Mayo 825 del histórico Café Tortoni, donde hasta ese momento se entraba por Rivadavia.
La referida Ley protege a 54 locales del rubro que son considerados como tales por sus hechos o actividades culturales de significación, su antigüedad, su diseño arquitectónico o la relevancia local y, en este marco, han adquirido un importante valor patrimonial.
El objetivo perseguido es la promoción de la participación de estos sitios en la actividad cultural y turística porteña, impulsando en ellos actividades artísticas acorde con sus características, asesorarlos en proyectos de conservación, rehabilitación o restauración edilicia y mobiliaria con profesionales especializados, como también subsidiarlos en caso de efectuar arreglos edilicios por necesidad.
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