domingo, 27 de abril de 2008

- EL COLON -









El Teatro Colón


Nuestro primer Coliseo



Antecedentes de la actividad musical en Buenos Aires


Los espectáculos teatrales en Buenos Aires se iniciaron a fines del siglo XVIII. En tiempos del Virrey Vértiz, se construyó el Teatro de la Ranchería, en la esquina de Perú y Alsina. Allí se estrenó, en 1789, la primera versión de Siripo de Manuel José de Labardén. Como complemento de los dramas y comedias, se ofrecían tonadillas –como se hacía en España– que cantaban las actrices y los actores con acompañamiento de guitarra y concluían con el baile de boleras y seguidillas.





El Teatro de la Ranchería, o Casa de Comedias, fue destruido por un incendio en agosto de 1792. Hasta la construcción del Teatro Coliseo en 1804, Buenos Aires permaneció sin teatro, pero la actividad se realizaba en cualquier lugar adecuado y accesible a la concurrencia.

Las primeras manifestaciones de teatro lírico comenzaron a principios del siglo XIX. Después de la Revolución de Mayo, se inició una intensa actividad musical. Antonio Picassarri –pianista, cantante y director de orquesta– introdujo el canto operístico y sobre la década del ’20 llegaron los primeros artistas europeos.
Recién en 1825, se formó la primera compañía lírica y pudo ofrecerse en Buenos Aires una ópera completa, Il barbiere di Siviglia.





Los problemas políticos del gobierno de Rosas alejaron a los artistas, pero, a partir de 1848, la actividad cobró nuevo impulso. Las representaciones se realizaban en el Teatro de la Victoria, en el Teatro Argentino y en el modesto Teatro Coliseo. Las temporadas incluían títulos de Verdi, Bellini, Donizetti, de acuerdo con la moda imperante en Europa.

Primer Teatro Colón

El 27 de abril de 1857, se inauguró el primer Teatro Colón, con una puesta de La traviata. Estaba ubicado frente a la Plaza de Mayo, en la esquina sudoeste de la manzana comprendida entre Rivadavia, Reconquista, Bartolomé Mitre y 25 de Mayo. Los planos fueron confeccionados por el Ing. Carlos E. Pellegrini –padre del futuro Presidente de la República–. Su capacidad estaba calculada para 2.500 personas.
En la construcción del primitivo Colón se utilizaron, por primera vez en el país, tirantes y armazones de hierro. La multitud de candelabros y la araña central de 450 luces eran alimentadas a gas. El escenario, el más amplio que se construyera hasta esa fecha, estaba dotado de todos los elementos necesarios para las grandes puestas escenográficas.





En sus tres décadas de existencia, el antiguo Teatro Colón, que debió cerrar sus puertas en 1888 para transformarse en la sede del Banco de la Nación Argentina, presentó a los más famosos cantantes de la época – Enrico Tamberlick, Giuseppe Cima, Sofía Vera-Lorini, Giuseppina Medori, Federico Nicolao, Julián Gayarre, Adelina Patti y Francesco Tamagno– y desarrolló un repertorio que aún hoy sigue llamando la atención por su amplitud y eclecticismo y que incluía estrenos de óperas alemanas, que eran cantadas en italiano, tal como ocurría en algunos países europeos.


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