domingo, 6 de enero de 2008

- REYES -




6 DE ENERO

- EPIFANIA -


REYES MAGOS



La cita bíblica de San Mateo no habla del número exacto de magos que acudió a honrar con regalos a Jesús. Ni siquiera afirma que fueran reyes. Tampoco especifica sus nombres, sus nacionalidades, la fecha de su visita, ni su destino después de la adoración.

El número de Reyes Magos no se cita con exactitud. San mateo no dio cuenta de ello. En distintas representaciones iconográficas realizadas en templos durante los siglos III y IV aparecen dos, tres y hasta cuatro magos. Otras fuentes cristianas (sirias y armenias) pensaron en doce reyes, al relacionarlos con las doce tribus de Israel o con los doce apóstoles. Los cristianos egipcios creían que eran sesenta.

En el siglo III, el teólogo Orígenes (185-253) indicó que los Reyes Magos eran tres. Tomando en cuenta la cantidad de regalos ofrecidos a Jesús, se ha aceptado esta versión ya que son tres los regalos que se nombran en el Evangelio de San Mateo: oro, incienso y mirra.







Los tres nombres que han llegado hasta nosotros en la tradición occidental son Melchor, Gaspar y Baltasar. Esos nombres aparecieron por primera vez relacionados con los magos hacia el siglo VII, en un códice de la Biblioteca de París. Los nombres son distintos en diversas lenguas. En griego, Appellicon, Amerín y Damascón; en hebreo, Magalath, Galgalath y Serakin.

Existen interpretaciones que dicen que los Reyes Magos podrían haber sido astrólogos babilonios o sacerdotes persas, cultivadores de las ciencias -particularmente de la astronomía- desde un punto de vista teológico. En aquellos tiempos, se llamaba magos a quienes interpretaban las estrellas.

El término mago procede del griego, magoi, y significa matemático, astrónomo y astrólogo. Tertuliano afirmó que los magos debían haber sido reyes procedentes de Oriente. En los siglos siguientes la visión monárquica de estos magos se fue imponiendo y es la que ha permanecido hasta nuestros días.

La mayoría opina que eran originarios de Babilonia o Persia. Babilonia era un gran centro astrológico donde, al igual que en Persia, los magos eran una casta con mucha influencia.







Tradicionalmente se considera que eran babilonios, entre otras cosas, por algunos puntos en común con el pueblo judío y porque el resto de Israel estaba rodeado por el Imperio Romano. Pero muchos investigadores los consideran originarios de Persia (la actual Irán) partiendo de la base de que muchas leyendas de la Navidad proceden de costumbres anteriores al cristianismo.

Melchor es descrito como un anciano, Gaspar, como un joven blanco y, Baltasar, como un hombre de raza negra y barba espesa. Aunque en los albores del cristianismo se los representaba como de una misma raza, se cree que la diversidad fue adoptada para simbolizar la universalidad del cristianismo.

En el siglo XIV, el monje benedictino Beda los describió en un códice de la siguiente manera: "Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color; Gaspar, más joven y rubio; Baltasar, negro". Beda los consideraba representantes de Europa, Asia y África, para así acentuar la soberanía universal de Cristo sobre todas las razas y países.

Su viaje habría estado motivado por la aparición de una estrella en el cielo. Uno de los enigmas de los Reyes Magos más estudiado es la naturaleza de ese brillante astro que los condujo hasta el pesebre de Jesús.





Para muchos autores era un cometa o un meteoro luminoso. Algunos creen que pudo haberse tratado del cometa Halley. Kepler, en 1606, afirmó que pudo haber surgido de la conjunción triple de dos planetas, Saturno y Júpiter, en la constelación de Piscis. De todos modos, hay numerosas y variadas interpretaciones al respecto.

San Mateo sólo dice que después de la adoración regresaron a su país por otro camino para burlar a Herodes. La tradición piadosa afirma que fueron discípulos de Santo Tomás. Otros consideran que fueron consagrados obispos y que murieron martirizados hacia el año 70 de nuestra era.

Sus supuestas reliquias fueron transportadas de Milán a Colonia en el siglo XII, donde aún hoy son veneradas en un relicario bizantino de la catedral de esa ciudad alemana.

Lo que es cierto es que los magos han permanecido en la tradición popular hasta nuestros días como los tres reyes que traen regalos a los niños buenos o les dejan un carbón a los que no han sido tan buenos durante el año.

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