martes, 13 de noviembre de 2007
- IDENTIDAD Y LENGUA -
- ¿LA LENGUA COMO IDENTIDAD? -
No solamente hemos recibimos información de nuestros ancestros
Uno de los grandes problemas del hombre fue y será la comunicación e información en todas sus formas, maneras y sistemas. El idioma y la noticia fueron y son los ejes centrales de la comunicación.
Los sonidos guturales, que posteriormente darán paso al habla y a las lenguas, junto a los sonidos percusivos, que darán paso a la música, no son otra cosa que “medios de comunicación” que el hombre incorpora para hacerse entender y transmitir mensajes que no son otra cosa que información, que se traduce en cultura. Las imágenes, las podemos encontrar en cavernas, como las de la cueva Chauvet-Pont-d'Arc, al sur de Francia ó en Los Antiguos, Santa Cruz, Patagonia Argentina, a 163 Km. del Glaciar Perito Moreno y tantísimos lugares en todo el mundo.
Con el avance de la tecnología, la globalización, la informática y la telefonía de todo tipo, se ha hecho mucho más pequeño el mundo y todo nos es mucho más cercano y posible (Estamos hablando los avances de las comunicación en general y de su tecnología en particular) La gran revolución, sin duda alguna, fue en sus comienzos el transistor, seguido por el chip, que era lo único que no se habían imaginado Leonardo Da Vinchi, Julio Verne, ni en propio Ray Bradbury.
El acceso a la noticia y a la información es totalmente inmediato y de hecho está al alcance de todos. La transferencia de la voz, los textos, las imágenes y los datos, se realizan casi instantáneamente (se mide en nanosegundos). Los servidores y la banda ancha, los satélites, las microondas y enlaces, son cada vez más versátiles y rápidos. La Radio y la TV llegan a todas partes, del modo convencional y en los teléfonos inalámbricos, que hacen de todo. El advenimiento de los mismos, con reproductores de MP3, el envío de mensajes de texto e imágenes, la incorporación de cámaras fotográficas y de video digital y la posibilidad de crear nuestros propios blogs en la web, hacen de cada uno de nosotros un potencial periodista.
Como prueba de ello, hemos visto los lamentables ataques terroristas en Londres y fue a través de dichos sistemas. Ningún medio presenció esto, excepto “la gente” y esas fotos y videos de gente común, fueron los únicos testimonios en imágenes que utilizaron los medios convencionales de todo tipo, para ilustrar los atentados. (Diarios, Revistas, TV, Internet, etc.) Hay un antes y un después en el periodismo, que quedó grabado el 7 de Julio de 2005. Todos los expertos y analistas lo destacan en foros y seminarios de comunicación. Además, nos atrevemos a decir: “que está desinformado el que quiere”.
Todo lo precedente NO significa que los pueblos originarios, en ningún rincón del planeta pierdan su identidad, sus costumbres, su cultura y por cierto su lengua. Esto no significa que necesariamente se enseñen solamente, lenguas autóctonas. Nos guste ó no, el mundo se comunica a través del inglés, en primera instancia, del español, en el mundo occidental y fundamentalmente del chino, en el oriental, que está en vías de ser la segunda economía del mundo. No ocurre esto con el araméo, qechua ó aymará, ni ninguna otra lengua, ya que la interrelación global, vino para quedarse y profundizarse.
En síntesis: no debemos perder nuestras costumbres, que es parte de nuestra cultura, que por cierto, vienen incorporadas en el inconsciente colectivo e imaginario de nuestro ser y además, ahora sabemos que están presentes en el ADN de todos los humanos, pero tampoco debemos negarnos al mundo y su gran diversidad. Esa mixtura es la que enriquece a los pueblos, a sus músicas, conocimientos, cocinas, y hace a una nueva cultura, lo que de ninguna manera significa “perder la identidad” sino recrearla y enriquecerla.
De cualquier modo, no todo es tecnología. Es acaso imaginable un mundo sin música, sin cine, sin TV ó video, sin libros, sin pinturas, sin artes... ¿acaso sin cultura? Una cosa se apoya en la otra: el arte y la cultura mucho le deben a la tecnología, ya que es el gran amplificadora y propulsora, encargada de divulgar y acercar a todos a una misma mesa, para compartir el mismo pan.
Ricardo A. Carrasquet
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