martes, 30 de junio de 2009

- EINSTEIN -




Albert Einstein


30 de junio de 1905


Teoria de la Relatividad




Albert Einstein sigue siendo una figura mítica de nuestro tiempo; más, incluso, de lo que llegó a serlo en vida, si se tiene en cuenta que su imagen, en condición de póster y exhibiendo un insólito gesto de burla, se ha visto elevada a la dignidad de icono doméstico, junto a los ídolos de la canción y los astros de Hollywood.





Sin embargo, no son su genio científico ni su talla humana los que mejor lo explican como mito, sino, quizás, el cúmulo de paradojas que encierra su propia biografía, acentuadas con la perspectiva histórica. Al Einstein campeón del pacifismo se le recuerda aún como al «padre de la bomba»; y todavía es corriente que se le atribuya la demostración del principio de que «todo es relativo» a él, que luchó encarnizadamente contra la posibilidad de que conocer la realidad significara jugar con ella a la gallina ciega.





Albert Einstein nació en la ciudad bávara de Ulm el 14 de marzo de 1879. Fue el hijo primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch, judíos ambos, cuyas familias procedían de Suabia. Al siguiente año se trasladaron a Munich, en donde el padre se estableció, junto con su hermano Jakob, como comerciante en las novedades electrotécnicas de la época.





El pequeño Albert fue un niño quieto y ensimismado, que tuvo un desarrollo intelectual lento. El propio Einstein atribuyó a esa lentitud el hecho de haber sido la única persona que elaborase una teoría como la de la relatividad: «un adulto normal no se inquieta por los problemas que plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su primera infancia. Yo, por el contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor».





En 1894, las dificultades económicas hicieron que la familia (aumentada desde 1881, por el nacimiento de una hija, Maya) se trasladara a Milán; Einstein permaneció en Munich para terminar sus estudios secundarios, reuniéndose con sus padres al año siguiente. En el otoño de 1896, inició sus estudios superiores en la Eidgenossische Technische Hochschule de Zurich, en donde fue alumno del matemático Hermann Minkowski, quien posteriormente generalizó el formalismo cuatridimensional introducido por las teorías de su antiguo alumno. El 23 de junio de 1902, empezó a prestar sus servicios en la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual de Berna, donde trabajó hasta 1909. En 1903, contrajo matrimonio con Mileva Maric, antigua compañera de estudios en Zurich, con quien tuvo dos hijos: Hans Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en 1910. En 1919 se divorciaron, y Einstein se casó de nuevo con su prima Elsa.





Durante 1905, publicó cinco trabajos en los Annalen der Physik: el primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zurich, y los cuatro restantes acabaron por imponer un cambio radical en la imagen que la ciencia ofrece del universo. De éstos, el primero proporcionaba una explicación teórica, en términos estadísticos, del movimiento browniano, y el segundo daba una interpretación del efecto fotoeléctrico basada en la hipótesis de que la luz está integrada por cuantos individuales, más tarde denominados fotones; los dos trabajos restantes sentaban las bases de la teoría restringida de la relatividad, estableciendo la equivalencia entre la energía E de una cierta cantidad de materia y su masa m, en términos de la famosa ecuación E = mc², donde c es la velocidad de la luz, que se supone constante.





El esfuerzo de Einstein lo situó inmediatamente entre los más eminentes de los físicos europeos, pero el reconocimiento público del verdadero alcance de sus teorías tardó en llegar; el Premio Nobel de Física, que se le concedió en 1921 lo fue exclusivamente «por sus trabajos sobre el movimiento browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico».





En 1909, inició su carrera de docente universitario en Zurich, pasando luego a Praga y regresando de nuevo a Zurich en 1912 para ser profesor del Politécnico, en donde había realizado sus estudios. En 1914 pasó a Berlín como miembro de la Academia de Ciencias prusiana. El estallido de la Primera Guerra Mundial le forzó a separarse de su familia, por entonces de vacaciones en Suiza y que ya no volvió a reunirse con él.





Contra el sentir generalizado de la comunidad académica berlinesa, Einstein se manifestó por entonces abiertamente antibelicista, influido en sus actitudes por las doctrinas pacifistas de Romain Rolland. En el plano científico, su actividad se centró, entre 1914 y 1916, en el perfeccionamiento de la teoría general de la relatividad, basada en el postulado de que la gravedad no es una fuerza sino un campo creado por la presencia de una masa en el continuum espacio-tiempo.





La confirmación de sus previsiones llegó en 1919, al fotografiarse el eclipse solar del 29 de mayo; The Times lo presentó como el nuevo Newton y su fama internacional creció, forzándole a multiplicar sus conferencias de divulgación por todo el mundo y popularizando su imagen de viajero de la tercera clase de ferrocarril, con un estuche de violín bajo el brazo.





Durante la siguiente década, Einstein concentró sus esfuerzos en hallar una relación matemática entre el electromagnetismo y la atracción gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que, para él, debía ser el objetivo último de la física: descubrir las leyes comunes que, supuestamente, habían de regir el comportamiento de todos los objetos del universo, desde las partículas subatómicas hasta los cuerpos estelares. Tal investigación, que ocupó el resto de su vida, resultó infructuosa y acabó por acarrearle el extrañamiento respecto del resto de la comunidad científica.





A partir de 1933, con el acceso de Hitler al poder, su soledad se vio agravada por la necesidad de renunciar a la ciudadanía alemana y trasladarse a Estados Unidos, en donde pasó los últimos veinticinco años de su vida en el Instituto de Estudios Superiores de Princeton, ciudad en la que murió el 18 de abril de 1955.





Einstein dijo una vez que la política poseía un valor pasajero, mientras que una ecuación valía para toda la eternidad. En los últimos años de su vida, la amargura por no hallar la fórmula que revelase el secreto de la unidad del mundo hubo de acentuarse por la necesidad en que se sintió de intervenir dramáticamente en la esfera de lo político. En 1939, a instancias de los físicos Leo Szilard y Paul Wigner, y convencido de la posibilidad de que los alemanes estuvieran en condiciones de fabricar una bomba atómica, se dirigió al presidente Roosevelt instándole a emprender un programa de investigación sobre la energía atómica.





Luego de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, se unió a los científicos que buscaban la manera de impedir el uso futuro de la bomba y propuso la formación de un gobierno mundial a partir del embrión constituido por las Naciones Unidas. Pero sus propuestas en pro de que la humanidad evitara las amenazas de destrucción individual y colectiva, formuladas en nombre de una singular amalgama de ciencia, religión y socialismo, recibieron de los políticos un rechazo comparable a las críticas respetuosas que suscitaron entre los científicos sus sucesivas versiones de la idea de un campo unificado.

lunes, 29 de junio de 2009

- CAMAROGRAFO -





La historia del reportero que filmó su propia muerte


29 de junio


Día Nacional de Camarógrafo Argentino



Desde 1989, cada 29 de junio se debería conmemorar el “Día Nacional de Camarógrafo Argentino”, por Resolución del Congreso Nacional. El cameraman que promovió este onomástico, Sergio Pérez, quiso hacer de esa fecha un homenaje al reportero argentino Leonardo Henrichsen, fusilado en Santiago de Chile, en 1973, mientras cubría para la TV Nacional Sueca un motín militar conocido como el “Tanquetazo”.





En el siglo del cine y la televisión, la cámara se convirtió en la herramienta del más verídico registro de los hechos contemporáneos. Es el único siglo que puede mostrar la crónica de sí mismo a través de la imagen en movimiento. El camarógrafo, como portador del mágico instrumento, se ha convertido, desgraciadamente, en la víctima propiciatoria de esa historia. Según datos de The Freedom Forum, del total de los reporteros muertos desde la II Guerra Mundial, los camarógrafos representan el 42%. En 1998, el periodista sueco Jan Sandquist, nos contó en Buenos Aires, que la TV Soviética envió al frente de Stalingrado 512 reporteros camarógrafos. Sólo volvieron 12.





El camarógrafo Leonardo Henrichsen era el Corresponsal Exclusivo de la Televisión Nacional de Suecia, para todo el Hemisferio, junto al reconocido cronista sueco, Jan Sandquist. Cubrió 21 golpes de Estado y acontecimientos clave de nuestro continente, como los últimos dos meses de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia, la muerte de Robert Kennedy, o los célebres secuestros del empresario Oderman Sallustro, en Argentina, y los de embajadores de las repúblicas de Alemania y Suiza, en Brasil y Guatemala.





Leonardo es el primer periodista caído en un golpe militar durante el siglo XX. Pero su muerte pertenece a una historia colectiva. Desde el año en que murió, 1973, el periodismo mundial ha conocido su peor racha de muerte. De los casi 2000 reporteros caídos en escenarios de alto riesgo, en el siglo XX, los últimos 30 años (1973-2003) registran el 52%.





En ese mismo lapso, murieron siete veces más reporteros que en los 70 años que van de 1902 a 1973, con dos guerras mundiales en le medio. Entre 1989 y 1990, con 107 guerras ocurridas alrededor del planeta, cayeron 60 periodistas cada año. Estos datos, reseñados por The Freedom Forum (USA) y Reportier sans Frontier (Francia), indican la escala que alcanzó la matanza de informadores por el mundo. La muerte de Henrichsen dio inicio a esa historia de tragedia.





En la publicación del libro “Reportaje con la Muerte, biografía de Leonardo Henrichsen”, Rogelio García Lupo, escribe en la presentación de contratapa: “En junio de 1973 estalló en Chile un motín militar que fue la antesala de la gran tragedia que es mismo año iba a marcar a fuego la historia de América Latina en el siglo veinte.





Sin embargo, en aquel escenario dominado por la confusión y el fracaso, que los militares chilenos utilizaron para contar sobre el terreno las propias fuerzas y las ambiciones de cada uno, tuvo lugar la extraordinaria hazaña de Leonardo Henrichsen, el reportero gráfico que filmó su propia muerte. El nombre de Henrichsen –nacido en Argentina, en una familia llegada de Suecia, muerto en Chile– ha sobrevivido a la mediocridad de aquel asalto al gobierno del presidente Salvador Allende y con el paso de los años ha entrado en la gran historia del periodismo mundial.





“Guardó cuadro a cuadro el transparente paso de la vida a la muerte”, afirma Modesto Emilio Guerrero en este libro donde reconstruye la biografía del autor de uno de los grandes reportajes de nuestro tiempo, por el que pagó con su propia sangre.

domingo, 28 de junio de 2009

- ARBOL -





28 de junio


Día Mundial del Árbol




El Día Mundial del Árbol fue instaurado por el Congreso Forestal Mundial celebrado en Roma en 1969 y es ocasión propicia para recordar su importancia. Los árboles están junto al ser humano desde el principio de nuestra historia, por lo que sus beneficios son conocidos y aprovechados desde hace miles de años, aunque no por eso, olvidados también.





Los árboles resultan absolutamente esenciales para la vida de nuestro planeta: purifican el ambiente al oxigenar el aire, proporcionan sombra, mejoran sectores erosionados, humedecen el ambiente, reducen el ruido, son capaces de temperar el lugar donde se encuentran, ya que provocan sensación de frescura y humedad, incluso deteniendo las heladas con su follaje; producen alimentos y múltiples recursos, además de ser el hogar de muchos pájaros.
Los árboles están junto al ser humano desde el principio de nuestra historia, por lo que sus beneficios son conocidos y aprovechados desde hace miles de años, aunque no por eso, olvidados también.





El sentir que predominó en las culturas ancestrales fue la de un mundo encantado. El entorno era un lugar de pertenencia, de correspondencia. El hombre estaba ligado a la naturaleza y esta relación le daba significado a su vida. Las montañas, los ríos y las nubes eran contemplados como algo maravilloso y con vida. Dentro de este concepto, el árbol tenía un sentido sagrado para ellos: representaba una vida inagotable, los bosques eran inmortales al perpetuarse a través de los siglos, al ser fuente inagotable de recursos para la humanidad.





El canelo para los mapuches, la Ceiba para los mayas o la encina entre los celtas, demuestran la relación de respeto que tenía el hombre con su medio ambiente. Para ellos, el árbol sagrado es el eje de su mundo, un puente de trascendencia entre el mundo terrenal y espiritual.





Hoy, el hombre ha perdido su capacidad de encantarse, al resolver todo por medio de la razón, ha pretendido ser medida de todas las cosas cuando sólo es parte de un ecosistema mayor, ha olvidado mirar su alrededor y sorprenderse por el renacer de las flores en primavera, por el canto de las aves, por el baile sutil de las hojas en otoño.





Pilar fundamental de este reencantamiento del mundo es educar a las nuevas generaciones con principios integrales que valoren la importancia de los bosques más allá de las variables económicas. Educar para un cambio cultural, donde el hombre forme parte de un ecosistema que involucra a toda la naturaleza, y donde el bienestar de todos sus componentes nos llevará a mejorar la calidad de vida, y a frenar la destrucción del planeta y de nosotros mismos.
El Día del Árbol puede ser la excusa para reflexionar cómo la vida moderna nos ha llevado a olvidarnos de que sólo somos parte de un ecosistema mayor, a recuperar esa unión sagrada con todos los seres de la naturaleza y a tener una conducta más respetuosa con nuestro entorno.





Reflexionar cómo cada uno de nosotros puede ayudar a este cambio: los profesores, como agentes multiplicadores, pueden educar sobre las funciones e importancia de los bosques, la importancia de su protección y conservación, e incorporar en los currículos la educación ambiental; las organizaciones ambientalistas, a través de la educación no formal, pueden generar tomas de conciencia en torno a los problemas locales y globales de los bosques, y del deterioro del medio ambiente; los gobiernos deben generar políticas de desarrollo sustentable para la explotación de los bosques nativos, fomentar la producción a largo plazo y de bajo impacto ambiental, y promover el desarrollo de actividades alternativas como ecoturismo, artesanía, recolección de plantas medicinales, evitando proyectos con impacto irreversible en los bosques.


sábado, 27 de junio de 2009

- INVASIONES -






INVASIONES INGLESAS




El Virreinato del Río de la Plata, en donde el dominio español parecía firmemente asentado, sufrió directamente las consecuencias de la expansión de las guerras europeas al espacio atlántico —que, desde la derrota francoespañola en la batalla de Trafalgar, en 1805, había quedado bajo el absoluto dominio inglés.





En 1806, una fuerza militar inglesa, que acababa de apoderarse de la colonia holandesa del Cabo de Buena Esperanza (en el sur de África), se dirigió hacia el Río de la Plata. El 27 de junio, las tropas inglesas bajó el mando de William Carr Beresford tomaron, sin encontrar resistencia, la ciudad de Buenos Aires.





El virrey Sobremonte, junto con buena parte de la administración española, abandonó la ciudad, mientras que los representantes de los principales grupos e instituciones locales se apresuraron a mostrar obediencia a las nuevas autoridades. Sin embargo, este acatamiento duró poco.





Un primer intento de expulsar a las fuerzas inglesas, llevado a cabo por Juan Martín de Pueyrredón y un grupo de paisanos, fracasó. Finalmente, las tropas provenientes de Montevideo al mando de Santiago de Liniers, un oficial francés al servicio de la corona española, iniciaron la resistencia; simultáneamente, se organizaron las milicias urbanas. Los ingleses se vieron superados militarmente y el 12 de agosto se rindieron.





Finalizada la Reconquista, el 14 de agosto, los funcionarios y principales vecinos, reunidos en Cabildo abierto, decidieron privar a Sobremonte del mando militar y convirtieron a Liniers en el gobernador militar de Buenos Aires. También resolvieron organizar la defensa de la ciudad ante la posibilidad de un segundo ataque.





En efecto, en febrero de 1807, tropas. británicas —mucho más numerosas que las de la Primera Invasión Inglesa— al mando del general John Whitelocke tomaron Montevideo y meses más tarde, en junio, desembarcaron por segunda vez en Buenos Aires. Luego de eludir a las fuerzas de Liniers, los ingleses entraron en la capital.





Pero allí se encontraron frente a la defensa organizada por Martín de Álzaga, próspero comerciante español y alcalde de primer voto del Cabildo de Buenos Aires. Whitelocke no estuvo dispuesto a entrar en un combate con inciertas perspectivas y se rindió. La victoria de Buenos Aires fue militar, pero sobre todo política, en la medida en que los invasores no pudieron contar con el apoyo de los grupos locales.


viernes, 26 de junio de 2009

- MARECHAL -




LEOPOLDO MARECHAL


EL HOMBRE DE BUENOS AYRES


ANIVERSARIO DE SU PARTIDA





Muere en Buenos Aires, un 26 de junio de 1970, el notable poeta, novelista y autor teatral Leopoldo Marechal.
Su novela "Adán Buenosayres" es una verdadera renovadora del género. En ella retrata algunos personajes de la Generación de Martín Fierro.





Leopoldo Marechal nace en Humahuaca 464, Ciudad de Buenos Aires, el 11 de junio de 1900. Poeta, narrador, dramaturgo y ensayista. Fue maestro y profesor de enseñanza secundaria. Durante el período 1944-1955 ocupó cargos oficiales.





Esta última circunstancia lo llevó al enfrentamiento político con antiguos compañeros de generación literaria y relegó su propia obra al olvido durante dos décadas. Las nuevas generaciones, en cambio, redescubren la obra de Leopoldo Marechal, precursora-sobre todo en la narrativa- de las búsquedas de la literatura latinoamericana.





La estrecha relación vida-obra, el voluntario exilio espiritual, la firmeza de sus convicciones, deben sumarse a los datos concretos de su biografía.
La incidencia de lo autobiográfico en lo literario es, quizá un rasgo definitorio: la infancia en un barrio de Buenos Aires, los paseos por el campo, en Maipú, la labor de maestro que comienza a los veinte años, los viajes a Europa, elementos que Marechal recrea en su literatura, experiencia y vivencia que hacen no sólo a su formación sino al sentido de su obra.





A los doce años escribe sus primeros versos sin dejar por eso de deambular por las calles prefigurando al poeta que, años después, descubrirá sus símbolos.
Durante la década del 20 colabora en el periódico literario Martín Fierro (véase) y en la revista Proa.





En 1926 viaja por primera vez a Europa, frecuenta en España a los redactores de La Gaceta Literaria y la Revista de Occidente, y se reúne en Francia, con los pintores y escultores del llamado "grupo de París": Butler, Basaldúa, Berni, Bigatti, Forner, Fioravanti, Spilimbergo.





En 1929 realiza su segundo viaje a Europa. En 1930, en París, escribe los capítulos iniciales de Adán Buenosayres (véase). Se casa con María Zoraida Barreiro, quien habría de fallecer en 1947, y a quien dedica Laberinto de Amor.
En 1948 viaja otra vez a Europa. En 1950, decide convivir con Elbia Rosbaco, inspiradora de algunos de sus poemas.





Entre sus obras:

• Cinco poemas australes (1937)
• Centauro (1940)
• Sonetos a Sofía y otros poemas (1940)
• José Fioravanti (1942)
• Vida de Santa Rosa de Lima (1943)
• Viaje de la primavera (1945)
• Cántico espiritual (1944)





• Adán Buenosayres (1948)
o Prólogo indispensable
• Antología Poética (1950)
• Pequeña antología (1954)
• Banquete de Severo Arcángelo (1966)
• Heptamerón (1966)
• Poema de Robot (1966)
• Tres caras de Venus (1966)
• Historia de la Calle Corrientes (1967)



jueves, 25 de junio de 2009

- GINASTERA -





Alberto Ginastera


Un grande de la música


Aniversario de su muerte





Nació en Buenos Aires, Argentina, el 11 de abril de 1916. Murió en Ginebra, Suíza, el 25 de junio de 1983.
Su primer trabajo importante fue el ballet Penambí, que lo hizo conocido en toda Argentina.





De 1945 a 1948 abandona su país debido a su pésima relación con Perón. Va para Estados Unidos, donde estudia con Copland y Tanglewood.
Cerca de 1956 expande su estilo musical más allá de los límites de la nacionalidad. Es la época de excelentes trabajos.





En 1969 sale nuevamente de Argentina y va a vivir en Ginebra, Suíza.
Su música es esencialmente tradicionalista. Una ecléctica síntesis de técnicas de varias escuelas musicales está evidente en su composición más famosa, la ópera Bomarzo.





Quedó famoso como compositor de fuerte sentimiento nacionalista, a pesar de haber influencias de la música internacional que se producía en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.





Su obra puede ser dividida en 3 períodos: nacionalismo objetivo, nacionalismo subjetivo y neo-expresionismo.
Sus primeros trabajos pertenecen al primer período. Él caracterizó ese período como una etapa de "nacionalismo objetivo" en el cual las características de la música folklórica se reproducían abiertamente.





Usa el folklore argentino y es influenciado por Stravinsky, Bartok y Falla. Son de este período: Danzas Argentinas op. 2 para piano, Estancia (ballet), las Cinco Canciones Populares Argentinas, Las horas de una estancia y Pampeana nº 1.





El estreno de la suite orquestal de su ballet Estancia, consolidó su posición dentro de Argentina.
A partir de 1948 comienza a usar técnicas de composición más avanzadas. Es el período de nacionalismo subjetivo, sin posiciones revolucionarias. Abandona los elementos populares tradicionales a pesar de continuar a usarlos simbólicamente.





Jamás abandona las tradiciones argentinas. Son de esta fase Pampeana n. 3 para orquesta, y Sonata para piano n. 1. Durante ese segundo período, que comienza con la Sonata para piano, Ginastera adoptó la técnica dodecafónica. Su concepción a respecto de la técnica siempre fue libre y totalmente personal y su música tuvo siempre características inconfundiblemente nacionalistas.





El Cuarteto de cuerda nº 2 tiene la misma calidad rítmica que aparecía en sus primeras obras y, a pesar del uso de técnicas dodecafónicas, ese cuarteto es esencialmente tonal. En este período las características étnicas, a pesar de presentes con una forma sublimada, se aplican de una manera menos consciente.





El período neo-expresionista, comienza aproximadamente en 1958. Está marcado por una busca continua de los procedimientos técnicos más avanzados y una disminución de la importancia que hasta poco otorgara a las características nacionales explícitas. No hay más folklore pero continúa habiendo elementos argentinos, como él mismo dijo.





Además de una aproximación cada vez mayor a la forma dodecafónica, respondió a algunas de las nuevas corrientes que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial integrando ciertos aspectos de la composición aleatoria y microtonal dentro de su propia orientación estilística general.





Las obras más importantes de este período fueron las óperas Don Rodrigo, Bomarzo y Beatrix Cenci, que tuvieron gran éxito y lo situaron como el compositor latinoamericano más importante de su tiempo. De este último período tenemos aún dos Conciertos para piano, un Concierto para violín, el Popul Vuh para orquesta, el Concierto n. 2 para cello y orquesta y la Cantata para América Mágica.