viernes, 11 de junio de 2010

- BUENOS AIRES -





11 de junio de 1580



Segunda fundación de Buenos Aires




El Fuerte de Buenos Aires estaba ubicado donde actualmente se encuentra la Casa Rosada.
La corona española precisaba una salida protegida hacia el océano Atlántico, por lo que necesitaban repoblar Buenos Aires. La tarea fue encomendada a Juan de Garay, que partió desde ... Asunción comandando una expedición de cien hombres, sesenta y tres de ellos futuros pobladores que fueron favorecidos con la entrega de tierras dentro y fuera de la ciudad y hoy inmortalizados en el nombre de alguna de sus calles (Franco, Escobar, Vallejos, Pareja, Griveo).





Del antiguo fuerte no quedaban rastros, por lo que el 11 de junio de 1580 estableció la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre. La zona contaba con importantes defensas naturales, las aguas poco profundas hacia el estuario del Río de la Plata no permitían la llegada directa de naves enemigas, mientras que las barrancas que bordean el territorio entre el Riachuelo y el Arroyo Maldonado permitían controlar a quienes se acercaban por el río. A pesar de esto, la ciudad permanecía constantemente en alerta durante los primeros años de su formación, ya que los piratas ingleses y flamencos solían navegar la zona.





A principios del siglo XVII la ciudad estaba constituida por el fuerte, tres conventos y varias casas de barro y paja, y existía un régimen disciplinario estricto por el cual los habitantes estaban obligados a tener armas y nadie podía ausentarse sin permiso del gobernador.

El nuevo poblado estaba constituido por 135 manzanas, cubriendo la superficie delimitada por las actuales calles Balcarce - 25 de Mayo hasta la Av. Independencia, y por las calles Salta - Libertad hasta Viamonte. También se consideran como límites el Zanjón de Granados al sur, que desembocaba por la actual calle Chile; la orilla del Río de la Plata al este; las actuales calles Salta y Libertad al oeste; y el Zanjón de Matorras hacia el norte, que desaguaba en el río por donde corre la calle Viamonte y el pasaje Tres Sargentos.





Cada manzana medía 140 varas de lado, y si bien muchas eran urbanas, el resto estaba destinado a la instalación de "chácaras" o chacras.Originariamente era la capital de una gobernación que dependía del Virreinato del Perú. Durante unos dos siglos los porteños sufrirían todo tipo de necesidades: el poblado más austral de América estaba alejado de todo centro comercial importante, no existían ninguno de los elementos necesarios para sobrevivir dignamente y no podían fabricarlos en la ciudad.

España privilegiaba los puertos sobre el Pacífico y por lo tanto marginaba a Buenos Aires, que sólo recibía dos navíos de registro por año, y hubo lustros en los que no llegó ninguno. Esto llevó a que los habitantes (apenas unos 500 en 1610) buscaran burlar la ley y vivir del contrabando, que venía fundamentalmente desde Brasil.





La importancia de la ciudad aumentó por su situación geográfica que servía como muelle natural de la región, superior a la de la ciudad de Lima, y cuando los conceptos internacionales de riqueza dejaron de regirse exclusivamente por las piedras preciosas y se valorizaron más otros productos, como el cuero muy demandado en la época. En efecto, el contrabando era pagado con la única fuente de riqueza que existió hasta principios del siglo XVII, que era la venta del cuero que se obtenía de la matanza de rebaños (vaquerías) de bovinos sin dueños que vagaban por los campos. El resto, carne, sebo, etc, se tiraba.A mediados del siglo XVII la población de la ciudad llegaba a unos 3000 habitantes.

En 1680 los portugueses, separados hace poco de España, llegaron con una expedición a Colonia del Sacramento, en la costa opuesta del Río de La Plata, pretendiendo establecerse en ese territorio, hasta entonces de aquel país. El gobernador de Buenos Aires, José de Garro, después de enviarle un ultimátum, rechazado por los portugueses, para que se retiraran, reunió a los habitantes y con su apoyo organizó un ataque, ayudado por los aborígenes guaraníes y tres mil hombres venidos de las ciudades más cercanas. El resultado fue una contundente victoria, que le permitió a Buenos Aires adquirir un mayor prestigio.





La ciudad se organizó según el modelo utilizado en muchas de las ciudades establecidas en el nuevo continente: un trazado en damero alrededor de una plaza mayor. Garay trazó desde la Plaza Mayor, sede de los poderes administrativos, las calles que delimitarían la ciudad, reservándose la manzana que actualmente ocupa el Banco de Nación Argentina. Se adjudicó al Cabildo de Buenos Aires la manzana que hoy ocupa, aunque su extensión era mayor antes de la apertura de la Avenida de Mayo y de la Diagonal Sur, y a la Catedral la media manzana que ocupa actualmente.En el sector este de la Plaza se instaló desde principios del siglo XVII el Fuerte de la ciudad.

Su construcción finalizó en la década de 1720, y estaba amurallado con piedras y rodeado por un foso. Sólo se accedía a él por la Plaza Mayor, mediante un puente levadizo que se encontraba donde hoy está construido el arco central de la Casa Rosada.El 5 de octubre de 1716 el rey le confirió el título de muy noble y muy leal.
A partir del siglo XVIII la ciudad comenzó a desarrollarse hacia el sur, ya que a través del puerto del Riachuelo se introducían mercaderías tanto de forma legal como de contrabando. En 1769 se construyeron las primeras parroquias: Catedral, San Nicolás, El Socorro, Montserrat, La Piedad y La Concepción. La construcción de iglesias ha sido muy importante en el desarrollo de la ciudad, ya que alrededor de ellas se comenzaron a formar los primeros barrios. Hacia el norte del fuerte, bordeando el río, existía un lugar de esparcimiento público llamado Paseo de la Alameda.





El lugar existió hasta que fue necesario rellenar el río para la ejecución de obras portuarias, convirtiéndose en el siglo XIX en el Paseo de Julio.Hasta 1807 la ciudad sufrió varias invasiones, algunas de mayor relevancia que otras: en 1582, sufre el primer intento de invasión. Edward Fontain, corsario inglés, intentó un desembarco en la isla Martín García pero fue rechazado. En 1587, el inglés Tom Candish, intentó apoderarse de la ciudad, pero en vista del peligro, las familias se internaron y Candish decidió retirarse. En 1658 se produce el tercer intento de invasión. Esta vez de parte del francés Timoteo de Osmat, por orden de Luis XIV, rey de Francia, pero el Maestro de campo, don Pedro de Baigorri Ruiz, a la sazón gobernador de Buenos Aires, logra defender con éxito el puerto. El cuarto intento de invasión estuvo a cargo del aventurero Mr. de Pintis, pero el vencindario que se unió para defenderse lo rechazó. En 1699 se produce la quinta invasión, esta vez a cargo de una banda de piratas daneses. Esta invasión también fue rápidamente rechazada. Durante el gobierno de Bruno Mauricio de Zabala, se produce la sexta invasión.

El capitán francés Esteban Moreau, después de amenazar Montevideo, desembarca en Castillos donde las tropas bonaerenses lo rechazan. Moreau muere en el intento.
El 27 de junio de 1806, el mayor general inglés William Carr Beresford se apoderó de Buenos Aires, pero es derrotado el 12 de agosto de 1806 por Santiago de Liniers y Bremond. El 5 de julio de 1807 se produce la Defensa de Buenos Aires, donde las fuerzas del inglés John Whitelocke son derrotadas.Véase también: Invasiones InglesasDebido al contrabando existente en la región, sumado al peligro que representaba Portugal e Inglaterra, en 1776 fue creado el Virreinato del Río de La Plata, y Buenos Aires fue establecida su capital.





Desde su segunda fundación hasta 1776 la ciudad tuvo un bajo desarrollo, pero esto cambió cuando aumentó su jerarquía administrativa y el tráfico comercial. La ciudad se convirtió en principal proveedor de productos importados en el Interior del país, y aumentaron las exportaciones de productos ganaderos de la región pampeana hacia España. Esto produjo una mejora en la situación económica, por lo que se realizaron diferentes inversiones: se instaló el primer alumbrado público, se empedraron algunas de sus calles y se sustituyeron algunos viejos templos construidos con barro y paja.La prosperidad también favoreció la llegada de las ideas liberales desde Europa, lo que aumentó su desarrollo cultural y produjo la creación de movimientos emancipadores.

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