jueves, 20 de noviembre de 2008

- DIA DE LA TV -





Día Mundial de la Televisión


21 de Noviembre



El 17 de diciembre de 1996, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó Día Mundial de la Televisión el 21 de noviembre, en conmemoración de la fecha en que se celebró en 1996 el primer Foro Mundial de Televisión en las Naciones Unidas. Se invitó a los Estados Miembros a observar el Día alentando intercambios mundiales de programas de televisión referentes a cuestiones de la paz, la seguridad, el y social y la profundización de los intercambios culturales desarrollo económico.





Un medio de comunicación muy poderoso

Es indudable que la televisión es el medio de comunicación que más fuerza tiene actualmente en el mundo entero. Quizás las nuevas tecnologías como Internet le hagan sombra en el futuro, pero, si como dicen algunas encuestas, los españoles dedicamos a la televisión una media de tres horas y media diarias, nos pasamos gran parte de nuestra vida frente a este aparato.

En el mundo la capacidad de convocatoria de este invento de la década de 1920 es enorme. Hay una media de 228 televisores por cada 1.000 habitantes en todo el planeta.





Sin embargo, este dato también puede reflejar las diferencias entre países ricos y pobres: en 1995 en EE UU había 776 aparatos por cada 1.000 personas y 490 en España frente a 2 en Chad o 3 en Nepal. Pero lo más importante es su capacidad de influencia en la opinión pública, en la manera de ver el mundo que nos rodea; su capacidad de mostrarnos en directo lo que ocurre en otro lado del mundo o de ocultarnos lo que ocurre muy cerca de nosotros; sus posibilidades de divertirnos, informarnos o embaucarnos.





Televisión ¿cultural?


La finalidad de este día mundial es, como indica Naciones Unidas, promover una televisión que, además de entretener, promueva una cultura de paz, seguridad y desarrollo. Pero quizás la situación actual de las televisiones de todo el mundo, en especial en los países del Norte, no se acerque mucho a estas aspiraciones de NU. No es justo ignorar emisoras y programas que realizan labores sociales de gran valor cultural y educativo, especialmente en muchos países en desarrollo, pero la presión de beneficios económicos inmediatos, la falta de criterio cultural y social e, incluso, el desprecio por la audiencia nos acerca cada vez más a lo que se ha llamado la telebasura.





Este es el panorama que abunda cada vez más en muchas televisiones: programas con una calidad mínima que atraen al espectador con situaciones morbosas, sexo, violencia, sensiblería, supersticiones y humor grueso, un exceso de acontecimientos deportivos, telenovelas mediocres, concursos en los que se ridiculiza a los participantes, programas del 'corazón' donde aparecen personajes grotescos que quieren ser famosos a toda costa. Puede parecer que son programas inocentes que sólo buscan divertir, pero pueden tener sus consecuencias: son un obstáculo para la cultura, desinforman más que informar presentado la realidad de una manera simplista y demagógica y, en algunos casos, atentan contra derechos fundamentales como el honor, la intimidad, el respeto o la presunción de inocencia.





Los futuros contenidos de este medio de comunicación dependen también de nosotros, los espectadores. Elegir ver un programa u otro no es algo que carezca de implicaciones. Reclamar un entretenimiento inteligente y una programación de calidad, 'votar' con el mando a distancia cuestionando la calidad de los contenidos es algo que no pasa desapercibido por las grandes compañías que hacen televisión. Si nos conformamos con lo que nos den, por malo que sea, la telebasura seguirá ganando terreno en las emisoras.


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